Este momento en mi corazón se vive como un baile romántico en el que hay mucho contacto, caricias, admiración, enaltecimiento; es como si mientras bailáramos te vistiera suavemente con el vestido más bello, ligero, que se ajusta perfecto a las curvas de tu cuerpo.
Vivo cada segundo pensando en ti, en lo que haré para que, en la distancia, siga despertando ese amor que por algún tiempo se escondió de mí. No tengo recursos extraños, nada sobrenatural puedo hacer para ganarme tu amor eterno, tan sólo puedo ser yo... por más que lo pienso, tan sólo se me ocurre amarte (como la canción).
Puedo ser fuerte, varonil o tierno y lleno de cariño, si soy de una forma podría ser como un ogro, si soy de la otra, podría ser demasiado dulce; mi reto está en ser ambas cosas para darte la mezcla perfecta entre la fuerza del varón y la delicadeza de la rosa con la que sonrojaría tus mejillas. Es lo que puedo ofrecerte... un hombre, el cual entre sus brazos te haga sentir segura y que en su boca y en sus manos siempre puedas hallar aquel néctar del que se alimenta tu ser, aquello que es capaz de elevar tu alma hasta las nubes, que te lleva a deleitarte en mi esencia. En mí no faltará el perfume para seducirte, ni en mis pantalones el cinturón para que sientas que en mí puedes estar segura, resguardada, amada, protegida.
No tengo más nada que darte... mi amor, mi pasión, mi tiempo, mi oído, mi perfume y mi cinturón.
Eres delicada, dulce, linda y perfecta como nada en el mundo. Quiero ser el afortunado a quien se le ha dado el privilegio de cuidar, de rodear con su ser a tan maravillosa, divina creación de Dios. Estás vestida de oro, ese es el color de tu piel. Soy como un burro intentando ser un noble corcel, con el deseo de obtener el honor de llevar a la Reina de Oro a conocer y disfrutar de los lugares más bellos y excitantes.
Tengo tanto en el corazón... pero, TE AMO, es todo lo que puedo decir.